jueves, 15 de noviembre de 2018

¿DEBEN JUGAR LOS NIÑOS CON PLASTILINA?


Expertos en educación infantil aseguran que su uso estimula el desarrollo sensorial de los                      más pequeños así como su creatividad y su motricidad fina.



 Hay algo que parece no pasar de moda y superar todas las tendencias generación tras generación. Hablamos de la plastilina. Un material con el que si nosotros jugábamos cuando éramos niños, también lo hacen ahora los más pequeños. ¿Cuál es la clave de su éxito? Según expertos en educación infantil, las ventajas de jugar con la plastilina no son pocas precisamente. ¿Cuáles son sus virtudes? Te las contamos: 
 La plastilina fomenta la creatividad e imaginación de los niños mientras juegan. Además, su uso puede ayudar en el desarrollo de habilidades motrices y fomentar el desarrollo de la coordinación entre las manos y la vista.
 Otra ventaja de la plastilina es que al usarla los niños mejoran las habilidades de comunicación no solo cuando juegan entre ellos sino cuando lo hacen con un adulto ya que es ahí cuando se practica el lenguaje y las habilidades sociales al expresarse y hablar sobre lo que hacen.
 A esta lista se une una ventaja más. Y es que según los mismos expertos la plastilina mejora el desarrollo sensorial ya que al jugar con ella los niños tienen ante sí la oportunidad de aprender sobre su mundo a través del tacto, la vista y el olfato.

Recomendaciones para jugar con plastilina 
 Pese a que la plastilina tiene más beneficios que riesgos, no debes dejar a tus hijos solos cuando juegan con ella, al menos cuando son pequeños, ya que tienden a meterse todo en la boca, y la plastilina no es comestible. Por ello, fíjate bien en la plastilina que compras y los materiales con los que esté hecha: que no sean tóxicos. Si tienes un hijo menor de tres añitos y quieres que comience a jugar, lo mejor es que crees tú tu plastilina casera con harina, agua y un poquito de colorante comestible, así evitarás posibles riesgos. 
 Finalmente, no olvides enseñar a tus hijos que, después de jugar, hay que recoger la plastilina y guardarla para otro día y, por supuesto, lavarse bien las manos. Por lo demás, sólo deja que se divierta y aprenda.


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