El pañal fue cosa nuestra
El primer aviso es clave. Antes de pedirle a tu hijo o tu hija que deje el pañal debéis tener en cuenta que fuisteis vosotros, los padres, quienes decidisteis ponerle pañal al nacer para que todo lo que tuviera que hacer estuviera controlado.
Ellos nacen sin pañal, y de igual modo que hay culturas donde no los usan porque no los conocen, o porque no tienen medios para pagarlos, nosotros sí los usamos con nuestros hijos y les acostumbramos a hacerlo todo ahí, en el pañal.
La maldita presión de los colegios
Dice la lógica que los niños hacen las cosas cuando están preparados para ellas y que no todos tienen el mismo ritmo madurativo. Que unos hacen unas cosas antes y otros después. Pues bien, esta premisa que todos los colegios deberían tener clara no, clarísima (porque no creo que en ningún colegio se presione a un niño que no es capaz de aprender algo a aprenderlo), se la saltan antes de que el niño entre al decirle a los padres que no pueden entrar en el colegio con pañal.
¿Por qué no? Son niños de 2 y 3 años y es normal que muchos no tengan desarrollado el control de los esfínteres. ¿Por qué no puede llevar pañal? Pues eso mismo me pregunto yo siempre... y la respuesta es la que es: porque no tienen personal ni recursos para andar cambiando el pañal a un niño.
¿Cuándo están preparados los niños para dejar el pañal?
Controlar los esfínteres solo se puede aprender si el niño ha llegado a un momento de su maduración en que es capaz de hacerlo. Si no ha llegado ese momento, puedes tirarte días, semanas y meses para que logre hacerlo donde quieres que lo haga, y no será por tu insistencia de tanto tiempo, sino porque por fin llegó el momento en que su maduración le permitió aprenderlo. Si le hubieras mantenido el pañal hasta entonces y lo hubierais hecho más tarde, habría aprendido igual, más rápido y os habríais ahorrado un montón de lavadoras, de niño sucio y enfadado y de discusiones sin sentido.
Cómo ayudarles a dejar el pañal
- Sin prisas: ya hemos dicho que el control de esfínteres es un proceso madurativo, así que como somos nosotros los que tratamos de poner fecha a su maduración no podemos ir con prisas y andar enfadándonos, regañándoles o limpiando las fugas de mala gana y con mala leche.
- Acompañar en el crecimiento personal: crecer como persona no se hace solo dejando el pañal. Debe ser una cosa más de tantas, así que debemos permitir que maduren en otros sentidos, dándoles autonomía para que se vistan solos, o se quiten la ropa, para comer, para beber en vaso (si es que usan biberón), para comer, para dejar el chupete, para ducharse en vez de bañarse, ponerse ellos mismos el jabón, lavarse los dientes (aunque luego nosotros afinemos la higiene), etc. Esto les ayuda a sentirse más mayores, menos bebés y madurar antes.
- Hablar de ello: tienen que entender qué están haciendo. Por qué queremos que lo hagan en el retrete o el orinal, por qué hay que dejar atrás el pañal, explicarles qué es el pipí, qué es la caca, enseñarles cómo son, que muchos no saben ni lo que es la caca, y tranquilizarles si les pone nerviosos, que los hay que sienten que están perdiendo una parte de sí mismos.
- Dar libertad para escoger dónde hacerlo: el retrete les puede dar miedo al principio, por aquello de la profundidad y de ser un gran agujero que de repente hace una ruidosa cascada de agua. Es recomendable que lleven ropa cómoda que puedan subirse y bajarse fácilmente y que tengan a su disposición un orinal, un pañal y el retrete, y que escojan dónde hacerlo. Muchos niños controlan perfectamente y piden un pañal para hacer caca porque es lo que les da más confianza y con lo que se sienten más seguros. Luego se lo quitan y tan contentos. A la práctica, es lo mismo que hacerlo en el váter. Con el tiempo, solo hay que cambiar pañal por orinal o retrete.
- Si no va bien, daros un respiro: puede suceder que pasen los días y no logréis ningún avance. Que pasen una o dos semanas y veáis que se lo sigue haciendo todo encima y no solo eso, sino que empieza a llorar cuando se lo hace porque no quiere, porque sin presionarle vosotros, se sienta en la obligación de conseguirlo. Es entonces un buen momento para volver a poner el pañal y tomarse un respiro. Volvéis a lo de antes y ya lo intentareis más adelante otra vez. ¿No es dar un paso atrás? No, porque si no ha habido avance, no podemos hablar de retroceso.
¿Y si al final no lo consigue?
Pues señal de que has intentado que haga algo para lo que no está preparado tu hijo o hija. Vas al colegio y lo comentas. Les explicas sus avances, sus progresos o que ni siquiera ha avanzado y si hace falta les decís que no os preocupa, que sabéis que a ellos les va mejor no tener que cambiar pañales, pero que no tenéis prisa y que no queréis que allí le presionen para lograrlo. Y buscáis la mejor solución: "¿Te traigo pañales, te traigo ropa? ¿Lo cambiaréis en seguida, verdad? Nosotros vamos a seguir trabajándolo en casa, pero hay que tener paciencia". En el mejor de los casos lo comprenderán y se sumarán a vuestro parecer. Es, de hecho, lo que debería suceder. En el peor de los casos se mostrarán inflexibles y contrariados, y entonces tocará defender los intereses de vuestro hijo.
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