Dicen que para acertar una vez, anteriormente tendremos que fallar cientos de veces. Y es que en el juego, al igual que en la vida, el bebé se encuentra con multitud de retos que hacen que se supere día a día.
El bebé jugando experimenta y saca sus conclusiones, logra sus propios éxitos y comente sus propios errores. Los juegos encajables forman parte de este aprendizaje y son la mejor opción para los bebés alrededor del primer año. Si vuestro hijo está cerca de su primer cumpleaños, habréis observado que comienza a coger la cucharilla del café e intenta introducirla en la taza o que su juguete favorito termina todos los días metido en el plato de la comida. Y esto es así porque está descubriendo que puede hacerlo, que puede actuar sobre los objetos que le rodean y porque comienza a comprender, aún de forma muy rudimentaria, el orden de las cosas.
Seguramente la imitación es el mejor vehículo que tiene el bebé para saber qué pieza va en qué lugar, pero también observaréis que aunque vosotros le indiquéis cómo hacerlo, él creará su propia versión llegando incluso a enfadarse o a abandonar el juego si no le dejáis jugar libremente y a su manera. Recordad que lo importante es que el bebé se divierta, no importa cuáles sean las instrucciones del juego. De hecho es fantástico que invente nuevas formas de jugar, así estará fomentando la creatividad y la resolución de pequeños problemas.
Según vaya creciendo y mediante el ensayo y error, el bebé aprenderá a reconocer dos colores iguales, las diferentes formas que existen, la multitud de texturas que podemos sentir con nuestras manos y comenzará a comprender los conceptos de tamaño y volumen. La habilidad y coordinación de sus manos se hará cada vez más precisa, conseguirá identificar claramente qué pieza va en cada lugar y será capaz de materializar su pensamiento introduciendo la pieza en el lugar correcto. No olvidéis festejar cada avance, ya que vuestro apoyo será un gran baño de autoestima para seguir creciendo y aprendiendo.
Tened en cuenta que llegar hasta aquí es un inmenso logro para el bebé, que no solo ha conseguido el fin del juego afinando coordinación y habilidad manual, sino que, para ello, ha puesto en funcionamiento capacidades fundamentales para su futuro como son la atención, la paciencia y la perseverancia tan importantes y necesarias para cualquier objetivo que quiera alcanzar en la vida. las cosas.
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