lunes, 21 de enero de 2013

EL BEBÉ BUHO


El bebé buho


1.Una continuación de la vida intrauterina.
Algunos bebés son como búhos: estarán muy despiertos justamente cuando llegue la hora de irse a dormir. Durante los primeros días no podremos hacer demasiado al respecto. Pero una vez que el bebé tenga algunas semanas, podremos empezar a enseñarle a distinguir entre el día y la noche. Cuando está alerto y despierto durante el día, jugaremos con él, y la casa y su habitación se mantendrán muy iluminados, no minimizaremos los ruidos regulares del día, como el teléfono o la lavadora. Si se duerme mientras come, lo despertamos. Por la noche no jugaremos con él. Las luces y el nivel de ruido serán bajos, y hablaremos poquito y en susurros.

Una de las “luchas” más habituales de los padres en los primeros días es la relacionada con lograr que el bebé duerma tranquilamente durante toda la noche. Tras el nacimiento, el bebé continúa durmiendo de la misma manera en que lo hacía en su anterior etapa, ya sea de día o de noche. Los adultos seguimos un ritmo circadiano, de 24 horas, y el bebé, hasta los cinco meses de edad, sigue ritmos más cortos. Y esta es la razón de que, durante esa primera etapa, se despierte, aproximadamente, cada tres horas, se alimente y vuelva a dormirse de nuevo. Poco a poco, los períodos de vigilia durante la noche se reducirán y al final se logrará que duerma entre 10 y 12 horas seguidas. Todo esto es normal, pues cuando el bebé estaba dentro del vientre materno no tenía las referencias ni los estímulos de luz que tiene al nacer. Lo más recomendable es tratar de incrementar los estímulos durante el día, dentro de un orden, para que pueda dormir durante la noche.

2.Trucos para mantener despierto al bebé durante el día.
Limitar el tiempo de la siesta durante el día, estas no deben sobrepasar las 3horas de duración. Después despertaremos al bebé suavemente alzándolo en posición vertical, lo sentaremos sobre nuestro regazo, cambiaremos su pañal, su ropa, le haremos cosquillas en los pies o en las palmas de las manos, le frotaremos con suavidad la barbilla, lo ayudaremos a expulsar los gases…
Cuando esté despierto, continuaremos con la estimulación y aprovecharemos para bañarlo, para jugar con él, le mostraremos juguetes, le hablaremos o le cantaremos una canción alegre.
Hacer que el bebé haga sus siestas diurnas en su coche, si el clima lo permite, al aire libre.
Cuando el bebé duerma en su dormitorio mantendremos las cortinas abiertas y no minimizaremos el nivel de ruido normal de la casa.
Crear una rutina para la hora de dormir, para que el bebé se acostumbre a dormir durante períodos de tiempo más largos; el echo de seguir ciertas rutinas durante el día, para comer o bañarse, lo ayudará a encontrar el orden necesario para estar tranquilo cuando llegue la hora de dormir.
Cuidar que la siesta no sea demasiado extensa para que no afecte el tiempo que duerme durante la noche; es conveniente despertar despacito al bebé cuando la siesta se prolonga más de tres horas.
Procurar que el bebé tenga actividad durante el día y esté recibiendo estímulos positivos para sus sentidos, que vea cosas, juegue, escuche música…; en definitiva, que llegue “cansado” a la hora de dormir.

3.Trucos para hacer dormir al bebé durante la noche.
No exagerar en incentivar al bebé para que se mantenga despierto; si el bebé está muy cansado o excesivamente excitado, puede tener problemas para dormir. No se trata de crearle un insomnio diurno, sino de que se vaya cansado poco a poco para ir corrigiendo su horario.
Acostarlo siempre en el mismo lugar y a la misma hora.
Acostarlo en su cuna con la puerta, las ventanas y las cortinas bien cerradas, para evitar la luz y minimizar cualquier emisión de ruido (la televisión del cuarto contiguo, la música del hermano mayor, el ruido de la calle, etc.).
El dormitorio del bebé deberá estar a una temperatura adecuada y su ropita también deberá ser la adecuada a la estación, y también tendremos que contar, al elegirla, con que la manta no bastará, porque podrá moverse y despertarse.
Si el bebé despierta, lo alimentaremos (si es necesario) y volveremos a acostarlo sin encender la luz.
Si el bebé se resiste a dormir, lo arrullaremos contra nuestro pecho. Los latidos de nuestro corazón y el movimiento oscilante inducirán al sueño.
Aprovecharemos el momento en que empiece a estar soñoliento para llevarlo a su cunita; así facilitamos que asocie un lugar despejado de juguetes y bien acondicionado (la cuna) y una postura determinada con la hora de dormir. Sobre la postura conviene hablar con el pediatra; muchos de ellos aconsejan colocarlo boca arriba, mientras que otros prefieren colocar a los bebés de lado.
Conviene esperar un poco antes de acudir a la cuna cuando el bebé haga ciertos ruido o lloriquee, pues en muchas ocasiones está buscando una postura cómoda para poder dormir con tranquilidad.

(Ana Roa, Psicopedagoga y Maestra especialista en Educación Infantil)

 
 

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