lunes, 30 de octubre de 2017

martes, 24 de octubre de 2017

FIESTA IMPRIMIBLE HALLOWEEN


Porque una fiesta de Halloween también pude ser de colores divrtidos!!




lunes, 23 de octubre de 2017

CÓMO TRATAR A TU HIJO TRAS UNA PESADILLA

Los niños de dos años son los candidatos perfectos para tener pesadillas; de hecho, un tercio de ellos las padecen. Saber a qué se deben y cómo erradicarlas es la única forma de conseguir que su descanso sea más reparador.
                                             Miguel Ángel Conesa (Psicólogo)

Poco a poco, según van creciendo, los niños empiezan a alejarse un poco de sus padres, y eso, que tanto les gusta, a la vez les produce miedo e inseguridad.
Viven tantas experiencias en el día, que a veces necesitan parte de la noche para asimilarlas, por eso tienen pesadillas. Éstas se producen en la fase activa del sueño (REM), caracterizada por el rápido movimiento de los ojos (Rapid Eye Movement).
EL QUID ESTÁ EN PREVENIRLAS
Si tu hijo tiene pesadillas, no te preocupes y aprende a prevenirlas:
  • Habla con él sobre lo que ha hecho durante el día. A su manera te contará lo que le inquieta, se librará de ello y no enturbiará su descanso.
  • Aunque a esta edad los niños suelen ser auténticos “rabos de lagartija”, procura que a lo largo del día también tenga momentos de tranquilidad. Así no se pondrá ansioso (la ansiedad es una de las causas de las pesadillas).
  • Evita los juegos muy movidos a última hora de la tarde. Si no, le costará más relajarse una vez que esté en la cama.
  • No dejes que vea la tele poco antes de acostarle, aunque sean dibujos animados. Hay estudios que aseguran que el rápido movimiento de las imágenes altera el sueño de los más pequeños.
  • Dale una cena ligera y digestiva. Procura que en ella no falten alimentos como la leche y la lechuga, que incitan al sueño, y evita darle otros que pueden excitarle, como el chocolate y los platos muy condimentados.
  • Si os habéis enfadado, haced las paces antes de meterle en la cama. Si no, no descansará bien (y tú tampoco).
  • Cada noche, sigue la misma rutina para acostarle: dale un baño con el agua calentita, ponle el pijama, léele un cuento con final feliz, rezad o recitad las buenas noches... Los rituales dan seguridad a los niños y ésta les facilita el sueño.
Y SI TE LLAMA LLORANDO...
Si a pesar de tomar estas medidas, tu hijo se despierta llorando porque ha tenido una pesadilla, actúa así:
  • Ve a su cuarto, abrázale y dedícale unas palabras de consuelo, como “ya pasó, ya pasó”, que le ayuden a romper el vínculo entre lo real y lo irreal.
  • Ofrécele agua. Beber tranquiliza.
  • Quédate con él hasta que se calme.
  • Cuando salgas de su cuarto, deja la luz del pasillo encendida. Le hará sentirse más “acompañado”.
  • Al día siguiente pregúntale qué le pasó por la noche. Así le haces revivir la pesadilla desde el control y la seguridad que le produce estar despierto y a tu lado. Anímale a dibujarla y después, pídele que cambie el dibujo para convertirlo en algo agradable. También puedes pedirle que te la cuente y que la asocie con una palabra que la aleje de él, como “vete para siempre”.
Las pesadillas suelen desaparecer en unos 15 días. Pero si tu hijo continúa teniéndolas, a pesar de haber practicado los consejos anteriores, llévale a un psicólogo infantil. Él te ayudará a encontrar la causa de sus malos sueños (quizá no esté a gusto en la guardería o le asuste el perro del vecino) y así podrás solucionarla enseguida y lograr que tu hijo, por fin, duerma bien.
LOS TERRORES NOCTURNOS, OTRO TIPO DE MALOS SUEÑOS
Cómo reconocerlos. Los terrores nocturnos tienen una base genética y son más frecuentes durante el primer y el segundo año. Sabrás que tu hijo tiene uno si grita y se agita en su cama, pero cuando te acercas a él, notas que no te conoce y que te mira con cara de pánico. Se comporta así porque aún se encuentra en una fase de sueño profundo y aunque parece despierto, continúa dormido.
Cómo calmarle. Abrázale (sólo si se deja), háblale bajito, arrópale y quédate a su lado hasta que el terror se pase solo. Al día siguiente no se acordará de nada, por lo que no te pondrá pegas cuando le acuestes.
Cómo prevenirlos. A partir de ahora, procura que tu pequeño lleve una vida más tranquila.




crecerfeliz.es

sábado, 21 de octubre de 2017

viernes, 20 de octubre de 2017

jueves, 19 de octubre de 2017

9 CONSEJOS PARA EVITAR LOS CELOS DEL HERMANO AL LLEGAR EL RECIÉN NACIDO A CASA

Es uno de los mayores miedos de las parejas cuando llega el segundo embarazo: ¿Qué pasará con el mayor? ¿Cómo recibirá al nuevo bebé? ¿Tendrá celos? ¿Nos lo echará en cara?
Son miedos normales, como el miedo de no tener tiempo suficiente para el mayor y el de no ser capaz de amar al segundo como al primero. Pero ya está hecho: el embarazo sigue su curso y si todo va bien nacerá un segundo bebé que llegará a casa para vivir con vosotros, así que quizás os puedan servir estos nueve consejos para evitar los celos del hermano al llegar el recién nacido a casa.

El consejo cero: criarlo para que sea feliz

La realidad es que el primer consejo no es uno que se lleve a cabo desde el momento en que se sabe que mamá está embarazada del segundo bebé, sino uno que se inicia ya el día en que nace el mayor: criarlo para que sea feliz, o lo que es lo mismo, dejarle libertad para que pueda ser él mismo y transmitirle unos valores para que pueda convivir en la sociedad en que vivimos.
Digamos que todo radica en pasar tiempo con él y que ese tiempo sea de madre y padre, o sea, que estemos ahí para ellos: que seamos su ejemplo, su guía, que nos comuniquemos, que le preguntemos cómo ha pasado el día, que le contemos cómo ha sido el nuestro, que sepa que nosotros también tenemos algunos problemas e inquietudes, que nos cuente las suyas, que disfrutemos juntos de las cosas buenas de la vida y que nos pueda hablar de las cosas malas de su vida, mientras le escuchamos.
Cuando pasa todo esto, cuando jugamos, reímos y lloramos juntos, muchos niños se sienten queridos e importantes dentro de la familia (no por encima de la familia, sino uno más), y al llegar un hermanito no tiene problemas en recibirlo también como a uno más.

Pero a veces pasa, a pesar de todo

Pero eso es lo que dice la teoría, y aunque muchas veces es así, no siempre sucede de ese modo porque no todos los hermanos mayores tienen la misma edad o están en el mismo momento vital.
Celos entre hermanos
Algunos acaban de entrar en el colegio o la escuela infantil y ya están pasando por algunos cambios complicados; algunos se han separado por primera vez de mamá durante algunos días, por el parto, y se sienten extraños, en una dinámica que desconocen; y algunos no llegan a los dos años de vida, o no tienen mucho más de esa edad y no llegan a racionalizar lo que significa la llegada de un nuevo bebé, por poner algunos ejemplos. Por eso estos consejos pueden ser útiles para dar una orientación a los futuros padres de un segundo bebé:

1. Que vaya a visitar al nuevo bebé

Que vaya al hospital, si el bebé ha nacido ahí, a conocer al nuevo bebé y a ver a mamá. Allí puede estar de nuevo con ella (si es con quien tiene más afinidad, que es lo habitual), y ella puede estar un poco por él, incluso aunque tenga al bebé en brazos o a la teta; preguntándole cosas, hablando con él, explicándole cómo ha nacido el bebé, contándole cuánto jugarán juntos cuando el bebé crezca y ya sepa jugar, etc.

2. Que mamá le lleve un regalo al mayor cuando vuelva a casa

En realidad el mayor regalo para el mayor es que mamá vuelva a casa y que todo vuelva un poco a su cauce, pese a que en realidad todo será bastante diferente. Por eso puede ser buena idea que mamá le traiga algún regalo especial para celebrar su vuelta a casa, que puede ser algún juego o cuento que puedan en algún momento disfrutar juntos.
También puede ir bien que, si quiere, él mismo haga algún regalo a mamá y al bebé para celebrar su llegada.

3. Buscar un momento para estar con él

Aunque resulte complicado hallarlo, tratar de encontrar un momento cada día para estar solo con él. Tanto mamá como papá deberían encontrar tiempo para disfrutar de sus dos hijos de manera exclusiva, aunque aquí manda sobre todo el bebé. Si está llorando porque quiere estar con mamá, lo demás pasa a ser secundario.
Entonces, lo que puede hacerse, es disfrutar también del mayor en presencia del pequeño (para el niño mayor es bastante revelador darse cuenta de que, incluso cuando mamá está con el hermano pequeño, puede seguir jugando, contando historias y leyendo cuentos con él).

4. Que también se hable de él

La gente vendrá a conocer al pequeño, y le harán fotos y se harán fotos con él. Esto no debería aislar al mayor, que debería ser incluido también en todas estas situaciones: que la gente hable también con el mayor, que se fotografíen también con él y con el bebé, etc.

5. Que también se le regale algo a él

Si las visitas traen algún regalo para el pequeño, un detalle para celebrar su nacimiento, estaría bien que le trajeran algún detalle también al mayor. Por si acaso, los padres pueden tener preparadas algunas cosillas (si viene alguien sin regalo para el mayor) por si toca hacer algún "rescate".
Tampoco hace falta que haya regalo en todas las visitas si el niño lo lleva bien, pero puede ser un recurso útil si ve que a todos les parece estupendo darle cosas al nuevo bebé y con él no se tiene la misma deferencia.

6. Que otros adultos pasen tiempo con él

Siempre suelo explicar que hacia los 2 o 3 años mis hijos empezaron a pasar más tiempo conmigo. Si hasta entonces mamá era prácticamente la única a la que acudían cuando tenían algún problema, a partir de esa edad empezaron a tener mucho vínculo conmigo: juegos, risas, magia, confianza, travesuras... todas esas cosas que surgen de la relación entre un padre y un hijo (también de la madre, claro, pero como hasta entonces no nos hacen mucho caso, pues llega después), y esto ayudó mucho en la llegada de cada siguiente hermano.
Que el padre haga un vínculo sólido con el mayor puede ser una gran ayuda para cuando llegue el bebé. También que lo haga otro familiar, como algún abuelo o abuela, que pueda llevarse al niño al parque, al cine, a merendar, a jugar, y que en esos días complicados en que mamá apenas puede estar por él, vea que no es que nadie quiera, sino que no se puede. Y que como mamá lo tiene complicado, buscará algún hueco en otro momento, pero mientras tanto puede pasarlo bien también con otras personas.

7. Hablarle con franqueza si está preocupado

Puede haber momentos en los que de verdad se sienta desubicado y preocupado, y que llore, se queje o incluso tenga alguna rabieta. Será normal, y será un buen momento, cuando se calme un poco, para hablar de todo lo que le está pasando.
Celos entre hermanos
Explicarle que le entendemos perfectamente, que sabemos cómo se siente, y que no hemos dejado de quererle ni mucho menos. Que buscaremos momentos para seguir pasándolo tan bien como siempre, que a muchos niños les pasa como a él (que hay días en que se notan raros, como fuera de lugar) y que lo mejor de todo es que cuando el bebé crezca, podrán jugar un montón, pero que ahora hay que cuidarle mucho porque es muy pequeño.

8. Enseñarle fotos de cuando era pequeño

Para explicarle las necesidades del bebé puede ir muy bien explicarle algún cuento relacionado con los cuidados que requieren los bebés, e incluso cuentos sobre celos, y hacer uso de las fotos que tenemos con el mayor, de cuando era bebé.
Que se vea a sí mismo chiquitín, mamando, siendo cogido en brazos, en el suelo, incapaz de hacer nada, y que entienda así por qué su hermanito necesita tanto tiempo de mamá y papá. Así comprenderá también que no es una cuestión de sustituirle por el otro, sino de que todos los niños tienen una época en que son pequeños y sus padres tienen que ayudarles porque no saben hacer casi nada.

9. ¿Y si llama mucho la atención?

Puede pasar que, a pesar de todo, notemos que nos llama mucho la atención. Y esto lo puede hacer por las buenas, o lo puede hacer por las malas. Cuando digo por las malas me refiero a que se enfade, tire cosas, nos grite, diga no cuando es sí, o sí cuando es no, todo le parezca mal y se niegue a hacernos caso.
En realidad no es maldad; en realidad no lo hace para hacernos daño. Es solo su manera de decirnos que no está nada de acuerdo con lo que está viviendo y que debemos demostrarle otra vez que le queremos. Es una prueba de amor en toda regla.
El problema es que sus exigencias para que le demostremos nuestro amor pueden ser exageradas (o desequilibrantes). Tan exageradas que de intentar cumplirlas podemos dejar al bebé sin atender, o podemos incluso llegar a hacer cosas que nos hacen sentir incómodos y completamente manejados. Como si de repente fuera él quien dice qué hay que hacer en casa y cuándo.
Celos entre hermanos
Entonces hay que trabajar nuestras demostraciones de amor poco a poco, porque en una relación de cariño no puede ser que una de las partes tenga que demostrarlo sintiéndose mal, o sintiéndose obligada a hacerlo: no puede ser que la madre o el padre se sientan mal por tal de complacer al hijo, como si se sintieran culpables por haber traído al mundo a un segundo hijo y aceptaran el castigo del mayor.
Debemos coger las riendas de la situación y decirle que queremos estar con él, que le queremos, y que pasaremos tiempo con él, pero no cuando no pueda ser. No podemos dejar llorando al bebé para cumplir su exigencia de juego, pero sí podemos atender al bebé en ese momento y jugar con él cuando el bebé esté tranquilo.
Poco a poco tiene que ver que sí le queremos, que sí tenemos tiempo para él, pero que somos nosotros los que decimos cuándo es buen momento para ello. Es un equilibrio entre las necesidades de todos los miembros de la familia, es una enseñanza en el convivir, es mostrarle que entendemos sus necesidades, pero que no siempre pueden satisfacerse cuando quiere, si eso conlleva el sufrimiento de otras personas.
"No es que me parezca poco importante jugar contigo, es que ahora tengo que hacer otras cosas y ni siquiera podré jugar a gusto contigo... yo quiero que estemos juntos y lo pasemos bien los dos, así que buscaremos un momento después para hacerlo". Y esto lo puede hacer papá también: "Como mamá está con el bebé, ¿juegas conmigo? Yo quiero jugar contigo, ¿qué podríamos hacer?".
A todo esto sumarle los ingredientes estrella: paciencia y sentido común.



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CÓMO ACTUAR CON TU HIJO CUANDO LLEGA UN HERMANO

Cuando llega un bebé a la familia, el hijo mayor necesita un tiempo para aprender a compartir a sus padres. La cuestión radica en cuánto mimarle para que no se sienta menos querido, ni se convierta en un niño consentido.
                                                        Isabel Álvarez (Psicóloga)



Con la llegada de un hermano, los celos son un sentimiento normal y hasta positivo en los niños, siempre que los vivan dentro de unos límites razonables. Indican que el pequeño ha desarrollado con sus padres el sentimiento de “apego”, fundamental para que pueda amar y ser amado en el futuro, y que ha establecido un fuerte vínculo familiar. Por eso lo defiende cuando lo cree amenazado.
Y es que las cosas cambian mucho para él cuando llega el bebé. Si hasta ese momento era el centro de todas las miradas, ahora las visitas fijan su atención en el recién llegado. Y sus padres tienen menos tiempo para atenderle. Por todo ello, para evitar que lo pase fatal, hay que ayudarle a entender su nueva situación. Salvo casos contados, el niño resuelve bien sus celos una vez que comprueba que el cariño de sus padres no se esfuma por compartirlo.
EL PROCESO DE ADAPTACIÓN
Hay muchas medidas que puedes adoptar para facilitar a tu hijo la tarea de aceptar a su hermano. Por ejemplo:
  • Permitirle que mire y acaricie al pequeño con cuidado tanto como quiera.
  • Dejar para más tarde el traslado a su cuarto, para que no se le junten demasiadas novedades al mismo tiempo.
  • Pedir a vuestros familiares y amigos que cuando vayan a veros, reparen en el hijo mayor, no sólo en el bebé.
A partir de ahí debes asumir que tu primogénito va a atravesar un proceso de adaptación, que no debes intentar suavizarle. Por ejemplo, no le da seguridad que le compres muchos regalos para compensarle por la llegada del hermanito. Al contrario, puede llegar a desconfiar de ti, por haberte vuelto tan generosa. Es más pedagógico que te comportes de este otro modo:
  • Todos los días dedícale un ratito en exclusiva (para hablar, ver fotos...).
  • Anímale a expresar los sentimientos que le originan la presencia del bebé. Cuando te diga cosas como “¿cuándo lo devolvemos?”, respóndele con cariño que el bebé forma parte de la familia y que no se irá nunca, y que entiendes que, de momento, se sienta así por ello. Insístele en que el bebé crecerá enseguida y podrá jugar con él.
  • Encauza positivamente sus llamadas de atención. Si te pide de nuevo el biberón o el chupete, dáselo. Las regresiones a etapas anteriores son la forma que tiene el niño de decir que desea ser como el bebé. Si los padres actúan con naturalidad ante ellas, el pequeño enseguida comprueba que “eso” ya no le satisface y deja de comportarse como cuando era más pequeño.
  • Corrige con dulzura sus “excesos” de amor con el bebé. Si de tanto abrazarle le hace llorar, no le riñas; pídele que te ayude a consolarle. Así le das la posibilidad de redimirse y de sentir que puede querer a su hermanito. Si le pillas “in fraganti”, adviértele con voz firme que desapruebas su conducta y que no debe repetirla jamás.
ANTE TODO, CARIÑO Y PACIENCIA
Aunque a tu hijo mayor le cueste aceptar a su hermano, no le ayuda que le mimes y le protejas en exceso, ni que muestres una fingida actitud de desapego hacia el bebé.
Si eres cariñosa con los dos y concedes a tu primogénito algún privilegio por ser el mayor, podrás reprenderle siempre que tengas que hacerlo, sin que se sienta mal por ello. Tu actitud serena y tus muestras de afecto hacia los dos reyes/reinas de la casa acelerarán su proceso de adaptación.
SIGUE SIENDO MUY PEQUEÑO
Que el hijo mayor participe en los cuidados del bebé es un acierto: le hace sentirse útil y le facilita mucho la aceptación del recién llegado.
Sin embargo, hay que evitar que considere su “ayuda” como una obligación, porque esto le agobiaría y le impediría sentirse plenamente feliz consigo mismo y con su hermanito.

Y es que, cuando nace el segundo hijo, los padres no deben olvidarse de que su primogénito sigue siendo muy pequeño.




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TRABAJANDO EL OTOÑO



JUGANDO A SER BOMBEROS





@littleinylearner